El cigarro que pasea por tu piel
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En un rincón oscuro de un bar, un cigarrillo se erguía orgulloso, con su humo danzando a su alrededor como un manto etéreo. Con cada movimiento, giraba y saltaba, celebrando su existencia. Pero su fiesta no era para todos. Mientras él se movía con gracia, las sombras de la piel marchita se asomaban, recordando que su alegría era a costa de un daño silencioso. Las arrugas y manchas, testigos del festín de humo, se acumulaban como ecos de una celebración que nunca debió ocurrir. El cigarrillo reía, ignorante de que su baile era un recordatorio de los estragos que dejaba a su paso y en tu piel.
Queremos una piel sana pero para lograrlo debemos llevar una vida saludable y equilibrada, no basta solo con productos topicos.